Thursday, November 10, 2005

NO FUTURE FOR YOU!

A últimas fechas, a partir de Rebelarse vende. El negocio de la contracultura, el libro de Joseph Heath y Andrew Potter, la discusión sobre la autenticidad de los actos de rebeldía, ha recomenzado. Los autores, con datos en la mano (aunque pecando de derechistas en muchos momentos), le dan en la madre a los mitos a los cuales los chicos rebeldes (¿RBDs?) siguen atenazados sin darse cuenta de que todo en esta vida se paga –o sea, que todo tiene un precio.
En uno de los artículos de Replicante, exactamente en una crónica de la visita de Mark Dery al DF, se narra como, otra vez, Carlitos Martínez Rentería se puso de pie para preguntarle que dónde demonios quedaba la contracultura. Dery lo fulminó: ¿para qué seguir rascándole a un término que denominaba algo que había hecho explosión entre los 50 y los 70 y de lo cual ahora ya solo quedan cenizas?
La contracultura vende, ya lo sabemos. Los actos de rebeldía dejan lana. Pero para muchos nos sigue quedando la duda: ¿y entonces en qué se diferencia un grupo de punk a Britney Spears, si, en el fondo, ambos son negocios pensados para vender?

La respuesta parece estar en Rastros de carmín, el libro de Greil Marcus en donde, a partir de una sentencia de los Sex Pistols (I am an Antichrist!) traza brillantemente lo que él llama una historia secreta del siglo XX. A grandes rasgos (ya en un futuro escribiré más ampliamente sobre esto en Repli), Marcus pone las cartas sobre la mesa: los Sex Pistols, sí, en efecto, fueron un producto prediseñado por Malcolm McLaren. Es decir, los SP fueron un producto comercial –además de boutique- que, podríamos decir, no tenía nada de diferente respecto a los productos pop-discotequeros de la época. Pero... ¿se trataba de un producto hueco?
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Los SP le cambiaron la jugada a todos. Just like that. La rebeldía no la inventaron ellos (y aquí Marcus da ejemplos de rebeldía proto-punk previos, MUY previos a los SP), pero sí jugaron con un nihilismo que no compraba las ideas de progreso, felicidad y mejora de la calidad de vida. La rebeldía de sus antecesores era más conformista, más correcta. Esos punks de los SP, ya lo sabemos, acabaron de fulminar la era hippie, junto a Manson y su familia, entre otros acontecimientos. Como apunta Marcus: un disco no cambia la historia, pero...

Los fans del rock buscaban un grupo con el cual sentirse identificados. Una comunidad... como los hippies. Pero los SP no eran constructivos. Los Sex Pistols le tiraban piedras a todos, no solo a las autoridades: a su público, a la reina, a ellos mismos. McLaren se fijó muy bien y supo escoger perfectamente a una banda de desadaptados que pasaban de todo, que ni siquiera se creían que en realidad estuvieran jugando un papel serio dentro de la historia del Rock N´ Roll. Decía que para él, los SP eran como “un asesino bien parecido”. ¡Santo dios! Marcus lo pone así: con el punk se apostaba por lo más negativo: “el trabajo por la pereza, la reputación por la reprobación, La fama por la infamia, la celebridad por la oscuridad, la profesionalidad por la ignorancia, el civismo por los insultos, los dedos ágiles por los pies zopos”. Hasta los rockeros aferrados detestaban el punk que, les gustara o no, era una forma de rock.

El punk, el buen punk, debe ser una piedra en el zapato. Y ya no me refiero al punk como género musical, sino como actitud. Hello Kitty es más punk que los punks. Esto lo discuto agriamente cada que puedo con mi amigo el Nestor, porque a él le gusta Green Day. Green Day no son esa misma furia original de los Sex Pistols, los Ramones, et al. Es decir: sabemos que los Ramones, fuera de sus canciones sobre esnifar pegamento y demás desmadres, hacían baladas y canciones pop. Pero tenían furia. Tú lo sabías y lo sabes si escuchas cualquiera de sus rolas. Pero en Green Day no existe tal: están enojados porque se acabaron los Corn Flakes. Rabia adolescente, pero del tipo de: “¡chín, me salió un barrito!”. Un ejemplo de Marcus resume todo esto: “Hoy en día, después de más de una década de estilo punk, cuando ante una cresta mohawk púrpura o verde en la cabeza de un adolescente norteamericano de barriada sólo nos preguntamos lo temprano que habrá que tenido qué levantarse para arreglarse el pelo y llegar temprano a la escuela, resulta difícil recordar lo feos que eran los primeros punks”.


Claro: Sid Vicious era esto:
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Y Billy Joe Armstrong es esto:
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¡Uy, se está metiendo un dedo a la nariz! How punk that is!

Me dice mi cuate que el punk tenía que evolucionar y no quedarse en la misma temática de siempre. Claro. Pero hagamos cuentas y leamos esta nota, que Marcus rescata del New York Times:

“Ruido y lenguaje serán presentados durante los primeros dos programas "Poetas ante el público" de este año (...) El movimiento "música ruido", un producto de la comunidad artística de la ciudad, será representado por la Sonic Youth Band y por el Coro Experimental y Orquesta de David Rosenbloom, que ofrecerán el estreno de Departure de Mr. Rosenbloom. El texto está extraído del evangélio gnóstico de Tomás, del siglo II”.

Así es: en un punto determinado, el punk evolucionó. Y de qué manera. Estos lo hicieron (entre muchas bandas más, claro):
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Sonic Youth y el noise. Aquí pueden investigar más sobre hacia dónde se fue realmente la furia y la experimentación.

Mi crítica hacia bandas como Green Day es que están en el mismo saco de otras como The Rasmus, Bon Jovi, The Hives... banditas blandas que tienen una fórmula para tocar su música... pero sin furia. Green Day ahora es alabado por un disco hippie ¡¿Un punk cantando tonaditas hippies en pro de la paz?! El punk dejó de ser relevante musicalmente durante años –solo lo tocaban las banditas mexicanas de punks guadalupanos que se juntan en el Chopo-, pero aquí me refiero ya a la actitud del punk. No hay riesgo, no hay furia, no hay rabia... solo queja adolescente y oportunista... sin huevos.

Me caga esa sentencia de “es que son muy comerciales”. No, si los SP fueron, ante todo, una idea comercial, una manera de generar lana para su manager. El problema no es ese, sino que no tengan agallas, que estén vacíos y suenen a plástico.

Mejor me callo y les dejo dos rolas para que vean a qué suena la actitud. Pero la actitud adquirida, no aprendida.

Sex Pistols-Anarchy in the UK
Sonic Youth-Kool thing

3 comments:

Esteban Brena said...

dos cosas:
1.-el punk es provocacion y en green day no hay tal
2.-sonic youth es demasiado ruidito raro.
3.-que buen post el tuyo.

Anonymous said...

Ante todo, la música es una expresión del espíritu. Si esa expresión está supeditada a un interés - o un "metainterés", pues todos ellos se parecen -, entonces no importa qué radical sea la canción, o que disonante la tonada, todas ellas son como las letras del New York Times: carne de cañón artística para los caníbales.

Saludos :)

Anonymous said...

andaba leyendo el blog del surferofiero y entre links y links caí en este post. Se me hace muy bueno, así como el blog.... coincido bastante pues que cada que crítico o doy mi opinión de bandas como green day insisto en que el punk es actitud.

No hace falta que de mi oipinión, mejor recuerdo una escena, estabamos esperando ver tocar a los pixies...lo decadente fue cuando abrio the rasmus y todos los gueros salte y salte, bien felices y segun ellos bien rockers, super fans de pixies solo porque los conocieron a raíz de fight club...buah...creo que la gente ya no escucha realment,e solo traga...atasque sin ton ni son...

saludos!