MY FAMILY

Les presento a los hijos de la Ferucca y yo. Esos dos son Lía y Rocco. Rocco un día, mientras Lía estaba en celo, subió las escaleras hasta la azotea y brincó hacia el patio, con tal de llegar a ella. Eso es amor. Solo que cayó en la calle y se salvó por muy poco de terminar clavado en la reja de la casa. Tiempo después Lía cayó, pero enferma. Se le llenaron las vísceras de agua. Casi muere, y tras varios veterinarios idiotas terminamos con el hermano de Fer, quien experimentando la sacó completamente de su enfermedad. Lía ya no podía acostarse de la cantidad de agua que tenía dentro. Ahora bebe sus licuados energéticos y es noble como la chingada. La gente me da la vuelta cuando voy por la calle con ella porque parece peligrosa. Lo es.

En la siguiente sale de nuevo Rocco, pero con Pius, el French Poodle de Fer. Tiene 13 años y es más sano que todos los demás. Es mañoso y manipulador. Cuando comencé a vivir con Fer me mordía las manos. Ahora ya no. Y le gustan las zanahorias.

Esta es Clo, nuestra primer gata. A nadie le gustan los gatos negros, básicamente por ignorancia. Clo es la neta. En realidad todo el tiempo le decimos Bisha. Antes de ella no habíamos tenido gatos y Fer se asustaba cuando ronroneaba. Un día compré un libro para educar gatos y lo mordisqueó y lo orinó. La educación no es para ella.

Este es el resto de la pandilla. De izquierda a derecha: Tomás acicalando a Beto Joge (luego les explico el nombrecito). Sofía le acicala el costado y Titi, la madre de todos le huele el rabo. Titi llegó a la casa cuando Rocco se cayó de la azotea. En uno de los consultorios la tenían en adopción. Después de la caída de Rocco no queríamos saber más de animales, pero nadie se la llevaba, así que caímos. Al primer celo se llenó de hijos. Fueron cinco, pero uno amaneció muerto junto a la puerta de la casa y el otro se lo comió, dejando solo una patita. Era blanco. Todos aprendieron a ir al arenero, excepto Sofía, que orina allí pero defeca afuera de su caja. Cabrona.
Una vecina de esas locas que salen con sombrero a la calle, tiene muchos gatos, entre ellos unos muy bonitos, blancos y de ojos azules. Cuando estaba preñada Titi esperabamos que se hubiera cruzado con el padre de esos gatos. Pero no. Titi escogió a los más feitos, entre ellos el gato de María Eugenia Chellet, la artista conceptual ochentera amiga de mis amigos, que también es nuestra vecina. Fer odia a la Chellet, pero ahora venimos siendo algo así como consuegros. La vida es extraña.

Y los papás de todos ellos, haciendo lo que más nos gusta (¿posar para fotos? ¿abrazarnos? No: beber. Aren´t we fuckin´ cute?

Solo falta Mumu, mi cocker que murió recientemente. Ahora sus cenizas las tenemos en una pequeña urna y su imagen solo en video. We miss you, pinche Mumu tonta.

Con ellos pasaré el fin de año, además de mi familia biológica y la mamá de Fer. You are invited.