EL NEGRO HINOJOSA

... hace tiempo, cuando apenas arrancaba Traspatio, el suplemento maravilla de Milenio, Vero Maza convocó a los colaboradores a una reunión en su casa -cuando aún vivía en el Centro. Allí le caí, en estado de desorientación, pues la banda de Milenio era ajena a mi mundito y no conocía a nadie. A nadie más que a Hugo García Michel, creo; y obviamente, a Vero.

Entre la gente con la que estuve platicando esa noche -antes de que mi entrecruzamiento joint-coke-beer me noqueara- estaba Alberto El Negro Hinojosa, quien trataba de convencer a Vero de que le dejara poner un disco que llevaba, y que era de temas de televisión: series y caricaturas. La idea solo nos entusiasmó a los geeks -o sea, a los que dibujamos- y más bien escuchamos a Richard Cheese y los Beastie Boys.

El Negro me hizo plática por un texto mío sobre cómics que había salido en el suplemento y en el que hablaba de paso sobre la revista MAD. Él había publicado una tira en la MAD en México que dirigió Sixto Valencia, llamada "El departamento necrológico del Negro Hinojosa", y estuvimos hablando de la MAD, de la edición nacional y de otras cosas.

Para ser sincero el trabajo de Hinojosa nunca me acabó de gustar -cuestión simple y sencillamente de preferencias-; no me acuerdo si se lo dije o no. Pero en persona era fascinante: extraño, ensimismado, hermético y entusiasta con los temas de los que le gustaba hablar, como muchos caricaturistas. Después de eso ya no lo volví a ver y solo supe que dejó de publicar en Milenio pues empezó a colaborar en El Metro.

Hoy me entero de que recién falleció, aparentemente ayer y por un cuadro de hipoglucemia. Bef y Gantús saben más al respecto, para quien quiera saber al respecto. Solo añado que murió, por lo que cuenta Bef, de una manera que me parece heróica y simple: "Lo encontraron muerto. Había servido comida a sus gatos y dejado sus identificaciones a la vista."

Chido, Negro, fue interesante haberte conocido.