Thursday, December 21, 2006

AH SÍ...

...felicidades a todos.

y, bueno, esta es la portada del número de diciembre de la revista que todos compran por los artículos:

...no la pongo porque haya colaborado yo, sino porque en este número aparece una entrevista con Willy Fadanelli, escritor y editor de Moho, la revista y la editorial.
La entrevista es regular, tirando a mala. En el intro se le describe así: "la va de escritor que fuma, bebe y se droga", cuando quien lo conoce un poco sabe que definitivamente el cigarro no es una de sus aficiones. Las otras, claro que sí.
Pero en fin, que como esa hay otras imprecisiones como esta: "es el eterno adolescente". Recuerdo muy bien cuando comencé a colaborar en Gorila y me decía que a todos esos skatos había que apartarlos de la sociedad hasta que pasaran sus adolescencia. Y en general así es como se expresa de los jóvenes. Recién acabo de leer Plegarias de un inquilino, un breve libro de textos que pasan por el relato corto y el ensayo, todos autobiográficos. En "El abuelo de Bernhard" dice: "Hacerse viejo antes de tiempo: no creo que exista mejor consejo para cualquier joven. `Desconfía de ellos que tengan más de treinta años´, esta frase, verdadero grito de batalla, debería de ser suplantada por una muy diferente: `Desconfía de los jóvenes que no consideren estar a un paso de la tumba´".
Es una de las cosas que lo han ligado siempre a los jóvenes: ser ancianos recluidos en el cuerpo de un joven. Muchos de sus amigos -y sobre todo, amigas- hemos pasado por Moho cuando aún estábamos estudiando algo. Antes de abandonar los estudios para decidir no ser nadie. Varios nombres vienen a mi mente: Alejandra Maldonado -de quien publican un cuento en la Playboy-, Kizza Terrazas, Jesús Pacheco, Tanya Sandler, Wenceslao Bruciaga. Yo pienso que si se pudiera encasillar a todos esos jóvenes -muchos ahora ya no tanto-, lo mejor sería hacerlo bajo el nombre de Juventud Sónica. Exactamente, como SY. Punks, cínicos, excesivos, pedantes y fuera de control.
La entrevista gira, sobre todo, en torno a Educar a los topos, su más reciente novela en Anagrama -que no he leído, pero ya les diré-, en la que explora su infancia y su relación con sus padres. "Acabo de perder a mis padres. Hace tres años murió mi padre y al año murió mi madre, yo no tengo hijos, soy hijo sin hijos". Como hace años que lo dejé de ver -el penúltimo día que estuve con él fue cuando Roger Villarreal sacó el número uno de Replicante. Días después de eso, llegó a El Centenario, la cantina de Coyoacán, en donde estábamos Roger, J. M. Servín y yo comiendo. No sé qué comenté, que Willy comenzó a reírse y me dijo que no fuera ardido. Yo no recuerdo siquiera haber dicho algo que pareciera eso, e incluso le pregunté a Servín: "¿pues qué dije, cabrón?". En ese momento me di cuenta de que nuestra relación había quedado terminada.
Tiempo antes yo había notado que mi ciclo en Moho algún día terminaría. Después de estar publicando ilustraciones en Moho de manera constante -a tal grado que el mismo Willy me decía que en esos momentos yo era la estrella de Moho, como lo había sido Eduardo Salgado-, un día comenzó a llegar sangre nueva, como Anabell Chino, quien ha colaborado alguna vez en Gorila también, y allí fue que supe que había que darse la vuelta y dar paso a una generación de chicos Moho nueva. Envejecer a tiempo.
Ahora cada vez que veo a alguien a quien conocí en la época Moho, siempre me pregunta por Willy. Primero me río y luego les digo que tengo años de no verlo. Pero antes de eso pasé varios años reventando con él y Yolanda. Incluso Willy platicaba largo y tendido con Ferucca sobre los abuelos de ella, pues quería escribir un libro en el que estuviera la figura de un abuelo y las anécdotas de la fer le gustaban mucho. Las cosas llegaron a tal punto que, un domingo llamó a la casa y me dijo: "el viernes murió mi madre". "Puta, cabrón, ¿qué te puedo decir?", le contesté. "Nada, vamos a estar en una cantina, ¿no vienen?".
Esa tarde comimos con Roger, David Lida y otras personas y por la noche, tras una estancia en El Pata Negra, nos fuimos a casa de una amiga suya él, Fer y yo y allí pasé la noche de cocaína más terrible que he tenido en mi vida. De fondo sonaba un disco de El Personal.

Hace unas semanas ví a Wences y me dijo que lo llamara, que ya me dejara de mi dignidad pueblerina. Tal vez sí soy un pueblerino.

3 comments:

Reyes Isven said...

que onda, chido blog, que por cierto aún no revisado todo.Ando en busca de por lo menos uno de los video de Fadanelli. Si sabes de una página compadre, pues te agradecería que me la regalaras. Pues sólo he visto imágenes.

Pixie said...

hola blumpi, hace mucho que no te veo...
Saludos
Raquel

Anonymous said...

sigue siendo lo que eres,ese pendejo no vale la pena,yo fui su amigo,su hermano,me hizo peores cosas que a ti y jamás lo quiero volver a ver,soy tan o más famoso que él,así que mándalo a la chingada