Y en otras noticias, les aviso que Toukán ya lanzó su revista especializada en lucha libre, llamada Guerreros del ring. ¿Y eso qué? Pues que dentro viene Limbo, un comic escrito por su servilleta, ilustrado por Andrés Morán y coloreado por José Luis Ruiz.
Les cuento: hace unos meses me pidieron que realizara un guión para esta revista y lo que se me ocurrió fue escribir una historia un poco en el tono de Xanto, Novelucha Libre, la novela de culto de José Luis Zárate, (uno de los mejores libros mexicanos que he leído; no se vayan con la finta de que es ciencia ficción y, encima, mexicana).
En mis historia se cuentan las historias de Eric y Limbo, las cuales en un punto se encontrarán y harán explosión. Bueno, eso creo yo, pues escribir esta historia me está sirviendo de experimento, pues casi casi se trata de escritura automática y cada episodio me va llevando al siguiente.
La revista ya va en el número 2, igual que el capítulo del comic. Si les interesa, cómprenlo y ahí luego me dicen si sí la hago de guionista de historias de luchadores. Si no la hago, de todas maneras chequen la historia y el dibujo; Andrés es un dibujante super chingón, y el color hace que las páginas se vean de poca madre.
También ya salió el número 23 de Virus, Ciudad Graffiti. Esta vez en Las paredes limpias no dicen nada toqué el tema del Shopdropping, una actividad de intervención urbana en la que Ryan Watkins-Hughes coloca latas de productos en los supermercados, solo que con "etiquetas" nuevas, que más bien son fotos de paisajes, animales, edificios, etc. Se trata de una forma más de invadir los espacios públicos, muy en la frecuencia de AdBusters. Además, incluí una entrevista que le realicé a Hughes en la que explica de qué va esto del shopdropping.
En otra parte repaso lo que José Joaquín Blanco habla sobre el graffiti en su ya viejo libro Los mexicanos se pintan solos. Este texto sirve para contextualizar un poco lo que era el graffiti en décadas pasadas, antes de que su práctica se extendiera tanto como en la actualidad. No se la pierdan, que en México hay pocas publicaciones que se especialicen en artes consideradas menores, y el graffiti poco a poco va ganando más y más terreno.
Para rematar: ¡qué buena está Cinderella man, la película que estelarizan Russell Crowe y Renée Zellweger! Las historias de boxeadores siempre han sido mi debilidad pues, bien narradas, pueden mostrar con gran crudeza la decadencia del ser humano (no olvidemos cómo, casi por regla, los boxeadores suelen terminar mal, muy mal, en pedos de alcohol, pobreza extrema, drogas, desgaste físico y mental, etc., como bien se puede ver en De puño y letra, el librito de Alejandro Toledo).
La historia narra la vida de James J. Braddock, un boxeador en tiempos de la Gran Depresión. La historia es muy similar a la de Por un bistec, el cuento de Jack London, con aquel boxeador que debido a su edad y la crisis va siendo testigo de cómo su carrera y su vida personal se desbarrancan. Como la peli es hollywoodense y como al gringo le encantan las historias de héroes que gracias a su gran esfuerzo logran salir del fango, el hombre triunfa ante la adversidad. Pero también es muy buena y emocionante (¿será correcto decir eso cuando se supone que debo ser malo, gruñón y despiadado?).
En México, como los únicos buenos traductores de películas que hay somos Verónica y yo -algún día les hablare de ello, ahora se trata de algo confidencial- le pusieron el acertadísimo título de "El luchador", pero ya ni para qué hace uno corajes. No se la pierdan y... ¡allá nos vemos!