Tuesday, July 24, 2007

NPCH

El debate está bueno. Escribí esto en el blog de Gantús:





Creo que en estos temas que envuelven censura o libertad de expresión, lo que buscamos son respuestas claras, pero se trata de cosas que no necesariamente las tienen. Es decir: cuando se calla a un artista, generalmente lo que hace uno es defender su derecho de expresar ideas. Cuando se trata de, poniendo el ejemplo que ha dejado Flaca, la prensa del corazón, reaccionamos de manera diferente, en el sentido opuesto, o sea, que los callen por entrometidos. Pero si se trata de estudiantes que protestan, pensar siquiera que se use la fuerza pública es algo que cae mal: ¡¿cómo nos atrevemos?!

Conozco gente que abiertamente me ha dicho: “a esos caricaturistas deberían de matarlos, hijos de la chingada, etc, etc…”, lo cual me provoca indignación así sea de cartonistas a los que critico. Digo, yo tengo claro de que se trata de humor, parodias, chistes. pero hay mucha gente que no, y de ahí salen comentarios de ese tipo.

Tengo opiniones ambiguas respecto a la represión -porque también soy monero y me podría tocar a mí- pero no me gusta ser hipócrita y, al mismo tiempo, he pensado que hay momentos en que la fuerza pública debería de ser utilizada para que le baje de tompiates uno que otro.

Lo que quiero decir es que, en este tipo de cosas no necesariamente se puede tener una posición absoluta, pues todos hemos pensado cosas horribles. Es más, me acuerdo de una serie de cómics de Ted Rall basada en entrevistas que le hizo a conocidos a los que les preguntaba qué era lo peor que habían hecho en la vida, y las respuestas eran espeluznantes, ya te imaginarás qué tipo de cosas confesaban. No hay nadie puro, y creo que igual que le pueden indignar a uno cosas como la censura, también puede uno albergar pensamientos truculentos.

Yo creo que con apagar la tele y no ver programas del corazón basta para zafarse de su estupidez, de igual manera que pienso que lo mejor que pudieron hacer en Milenio fue correr a Federico Arreola, primero porque sus comentarios estaban fuera de lugar -¿si no le gustaba trabajar ahí para que seguía cobrando?- y segundo, por el bien del periodismo. Por mí, mejor.

Y no hay que olvidar que la caricatura en sí, tiene mucho de irreverencia. ¿Qué hacemos, se la quitamos?



A lo que Luisín me contestó:





Mira Blumpi creo que tienes razón en la cuestión de la elección o el libre albedrío, sin embargo no creo que cuando algo se vuelve publicamente conocido y es tema de conversación (sea válido o no) la gente se poueda abstraer, somos seres gregarios, por lo tanto vivimos en función de una sociedad, nos guste o no.Nadie hablaría de los programas de chismes si no se vieran por lo tanto se vuelven de interes publico (asi no nos interesen, ejemplo claro: Niurka, todo mundo sabe de ella por escandalosa no por su carrera, y ya quedo en el inconsciente colectivo esa idea del escandalo te da fama y dinero)ahora te pregunto:¿El quejarte de tu lugar de trabajo es motivo para ser despedido? entonces ¿si aplicas tu libertad de expresar lo que te molesta en tu trabajo debes de ser despedido? eso quiere decir que ¿en un trabajo no hay posibilidad de expresar tu molestia?que conste que no defiendo a Arreola, no estaba de acuerdo con su postura, pero no me latio lo que le hicieron.creo que el problema radica en que la libertad de expresion depende de cada persona y ahí es donde, piensio yo, radica la bronca, lo que para mi es correcto para otros no lo es. ¿como legislar sobre eso?






Sobre Arreola, yo tengo algo que decir:





Concuerdo con que tienía todo el derecho a expresar su malestar. Eso no es debatible. Si uno no está de acuerdo con el estado de las cosas, puede hacerlo, esa es la base de la crítica. Eso aplica tanto a los medios como a las demás cosas, el trabajo incluido. Pero si revisas las notas de Arreola hasta antes de que saliera de Milenio, se encontraban llenas de apasionamiento y, no nos hagamos los inocentes, él sabía que estaba presionando. No para hacer valer sus palabras, sino, simplemente, para ver hasta dónde estaban dispuesto a aguantarlo tanto sus jefes como sus lectores. Ese apasionamiento lo podías sentir al leerlo: yo me imaginaba que escribía estando encabronado y llorando. Y qué, ¿tú estarías dispuesto a mantener en tus filas a alguien que te pone a ti en su lista negra? No lo creo. Esa persona tiene derecho a criticar y, si quiere, a fastidiar, pero tú no tienes la obligación de mantenerlo a tu lado en aras de la libertad de expresión. Y trabajar en un lado no necesita que te guste trabajar allí. Debo decir que yo, para escribir mi crítica sobre La Mosca y Hugo García Michel dejé de colaborar ahí, porque quería criticar su trabajo, no chingarlo. Me parecía muy arrastrado que sus colegas periodistas de música lo criticaran en sus pláticas pero no se atrevieran a hacerlo en el papel. Y Arreola dejó de criticar para nomás chingar. Tenía ganas de chingar, debido a su ardidez, esa ardidez que le hacía arrebatarle papeles a la gente con la que debatía. Mi crítica a él no es porque escribiera lo que escribía, sino que, para nada le ponía peros a sus cheques por sus textos, ¿o sí? ¿Crees que habría estado dispuesto a esgrimir sus razones sin goce de sueldo?

Coincidentemente, hoy aparece en Milenio un texto de mi cuate el Rafael Tonatiuh en donde, me parece, aclara un poco esto de lo que hablamos. Hace una lista de cosas que uno hace NPCH, o sea, Nomás Por Chingar:

-Tocar el timbre y echarse a correr.
-Jalar ociosamente la palanca del metro.
-Jalar la tirita del brassiere de la compañera de la secundaria.
-No jalarle a la taza del baño público.
-Bajar el switch desconocido del departamento de un edificio.
-Estacionarse en dos lugares.
-Escupir desde los puentes.
-Darle indicaciones contrarias a quien pregunta por una calle.
-Ponchar llantas.
-Aflojar las tapas de saleros y azucareros.
-Rayar coches nuevos.
-Perforar condones.
-Tirar botargas del Dr. Simi.
-Llamar a números desconocidos por la madrugada.

Y para ilustrar eso de NPCH, menciona al Destroyer, aquel personaje de Héctor Suárez (vean el video al final de este post).

Dice Tona: "Desde mi humilde punto de vista, el acto gratuito es imposible; bueno, ni siquiera lo es el acto de un loco, quien actúa así porque está loco, y una vez que existe una razón de por medio, desaparece la gratuidad". Y añade: "Para hacer fregaderas nunca faltan pretextos: `es que pusimos la bomba para liberar al País Vasco´, `es que subimos los impuestos para rescatar a los banqueros´, `es que golpeamos a los manifestantes porque la policía debe estar a la altura de la nueva democracia´, etcétera".

Y viene lo mejor: "Aguas con Dick Norris (maléfico asesor de la ultraderecha), quien tratará de confundir vuestras mentes, tratando de relacionar a los terroristas con los destroyers, con el fin de equiparar una inocente pinta de barda con la despiadada colocación de una bomba, lo cual es absolutamente falso, pues mientras los primeros actúan a rígidos principios fundamentalistas, los segundos sólo quieren divertirse".

Ahora: los de El Jueves, Ivan Brunetti, Fontanarrosa, ¿a qué bando crees que pertenezcan? ¿Y Federico Arreola? Pues, para mí, sus manoteos y berrinches me parecían más terroristas que periodísticos, pero esa es mi opinión. Esté en el periódico en el que esté, seguirá escribiendo sus notas elementales, berrinchudas. No voy a luchar porque lo quiten y deje de publicar, mientras que él y los políticos a los que apoyan son bien conocidos por estalinistas. Yo prefiero a los humoristas que a los políticos grises, los columnistas convenencieros y los fundamentalistas disfrazados de liberales. Prefiero un buen chiste racista -¡que es eso: un chiste!- a una nota periodística escrita desde la ardidez.

¿Que por qué? Pos nomaaaaaaas...

UPDATE:

Mi querido Blumpi

Es posible que Arreola se haya apasionado, es parte del oficio de un escritor y tambien de un periodista (no creo en la objetividad como mandato supremo, todo mundo tiene un punto de vista sobre algo), pero lo que tu haces aquí es establecer un juicio de valor en base a lo que tu crees, lo cual es válido pero no definitivo.

Era fiel seguidor de Milenio hasta que misteriosamente su política editorial empezo a dar un giro muy peculiar, que no es aquí donde lo discutiremos, y recuerdo leer las columnas de Arreola y darme cuenta que defendía a capa y espada al peje. El punto no es si estamos o no de acuerdo, es que estaba en todo su derecho a decirlo, el lector decidia si leía eso o se saltaba a la columna de Carlos Mota y su nepliberalismo recalcitrante.

Creo que al final del día lo único válido es el publico que recibe el mensaje, a ese público hay que enseñarle a que si no te gusta no lo compres y eso se da en todos los medios, el problema es que vivimos esperanzados en la desgracia ajena para para justificar nuestras propias miserias o fatalidades. (mmmhh, creo que en eso se basa el humor en gran parte, en reirnos de la desgracia ajena).

Un abrazo

Luis Gantus

ESTO SE PONE INTERESANTE

Y ya para acabar, lo que le contesté yo -digo, pa que no se aburran:

Jeje, creo que esta discusión se está volviendo complicada y bizantina.
Creo -ya no me acuerdo- que lo que quería decir era est: es dificilísimo determinar si algo es correcto o no: vayamos al principio, que era la portada de El Jueves. Yo creo que es divertida, burlona e inofensiva. Creo que a ti te brinca por la posibilidad de que signifique una intromisión en la privacidad de los susodichos principes. Por eso digo que es muy difícil llegar a algo. A mí, como se podrá constatar, me divierte mucho el humor ofensivo -que sigo pensando que no le hace daño a nadie.

No creo que el caricaturista de El Jueves se esté entrometiendo en nada, pues está retratando algo que damos por hecho: que la pareja sostiene relaciones… ¿pero y si no? Es decir, no es una foto, es un chiste gráfico. Si los humoristas no se pudieran meter en “ciertas cosas”, el humor estaría maniatado, o reducido a chistes capulinescos.
Lo de Carreola es otra cosa: no pienso estar estableciendo un juicio de valor… ¿o sí? o sea, es tan juicio de valor como lo que dices que pasó en Milenio. ¿es tu opinión o un juicio de valor? Difícil de determinar…

En fin, qué pedo, unas chelas, ¿no?
Un abrazo.
PD: pondré este chorote en los comentarios de mi blog por si gustas seguir, o nos vemos a la salida.

1 comment:

eL GAnTuS said...

Mi querido Blumpi
Es posible que Arreola se haya apasionado, es parte del oficio de un escritor y tambien de un periodista (no creo en la objetividad como mandato supremo, todo mundo tiene un punto de vista sobre algo), pero lo que tu haces aquí es establecer un juicio de valor en base a lo que tu crees, lo cual es válido pero no definitivo.
Era fiel seguidor de Milenio hasta que misteriosamente su política editorial empezo a dar un giro muy peculiar, que no es aquí donde lo discutiremos, y recuerdo leer las columnas de Arreola y darme cuenta que defendía a capa y espada al peje. El punto no es si estamos o no de acuerdo, es que estaba en todo su derecho a decirlo, el lector decidia si leía eso o se saltaba a la columna de Carlos Mota y su nepliberalismo recalcitrante.
creo que al final del día lo único válido es el publico que recibe el mensaje, a ese público hay que enseñarle a que si no te gusta no lo compres y eso se da en todos los medios, el problema es que vivimos esperanzados en la desgracia ajena para para justificar nuestras propias miserias o fatalidades. (mmmhh, creo que en eso se basa el humor en gran parte, en reirnos de la desgracia ajena).
en fin publicaré esta respuesta en mi blog junto con tu comentario si me lo autorizas
Un abrazo
Luis Gantus