Tuesday, August 30, 2005

ADIOS, MUMU

Son las 18:38 p.m del domingo 28 de agosto. Recién acabo de llegar de incinerar a una de mis perras. Dormimos a mi Mumu hoy por la mañana, después de una noche horrible. Hace unos minutos Fer y yo soltamos un globo rosa en forma de estrella como algo simbólico.

Fer y yo teníamos a la Mumu desde mayo del 2001. Su hermano, que es veterinario, nos la ofreció porque ya no la querían en la casa en la que vivía. Mumu (en realidad se llamaba Dixie pero Fer y yo le cambiamos el nombre poco a poco) era una perrita Cocker y en esa época tenía apenas 6 meses. Los Cocker Spaniel tienen muy mala fama y muy mala suerte. Mala suerte porque la gente siempre los compra o los adopta porque son muy bonitos, ahí con su cara de tristeza. Mala fama (aunque bien ganada) porque de cachorros son muy latosos. Es lo que le pasa a Jade, la Cocker de mis sobrinos, a la que tienen amarrada todo el día, propiciando que se coma sus propias heces y esté siempre triste. A mi Mumu la tenían todo el día con un pañal para que no ensuciara (la gente es pendeja) y como era muy latosa, su dueña (seguramente una maldita vieja imbécil) la quería sacrificar. El hermano de Fer prefirió ofrecérnosla y nos la vendió en 1500 pesos.

Nosotros no queríamos tener ya más animales pues apenas hacía poco que acabábamos de adoptar a Cló, nuestra gata negra, pero la cara de Dixie y su zalamería nos ganó. La compramos con todo y una pequeña casita transportadora color azul. En esos días fue que Fer y yo nos fuimos a vivir juntos a una unidad habitacional en la que eran muy hostiles con los animales. Nos valió y la metimos junto al Pius el French Poodle de Fer y la Cló. Más tarde salimos huyendo de ahí en parte por esa hostilidad absurda hacia los perros. (Sí, absurda: a mí los gritos de las larvas de los vecinos me enervan, y ni siquiera son seres a los que desparasiten, como yo a mis perros) Allí el conserje –un freak con cara de retrasado mental- le daba golpes con la escoba a la puerta, provocando que los 2 perros ladraran como locos. Pensaba que yo no estaba en casa por las mañanas, y el día que me di cuenta lo confronté y, claro, el pendejo reaccionó como un cobarde balbuceando que no era cierto. Este mismo idiota solía ponerle cuetes a los gatos “para que se fueran”. Un completo tarado.

Mi Mumu vivía relativamente bien allí. Yo la paseaba todos los días por la mañana y por la noche, pero el lugar era demasiado pequeño. Las vecinas con las que establecimos relaciones la trataban muy bien y la pasearon los días que mi mamá estuvo hospitalizada y yo no podía hacerlo. Pero un día encontró una caja de pastillas para el estreñimiento y se las comió. Al regresar el departamento era un campo minado y Mumu estaba recostada en el piso con cara de “¡¡ya, que pare esto!!”. Hay más historias muy chidas de mi perra, pero también el lado grisáceo de su personalidad.

Mumu era una perra triste, no sé por qué. Casi siempre estaba cabizbaja, era muy gruñona, y algunas tardes (ya viviendo aquí) si no la metíamos a la casa, lloraba desconsoladamente hasta que lograba su objetivo. Recuerdo escenas que no eran particularmente tristes pero que ahora así lo son: mi Mumu sentada viendo hacia la puerta, viendo cómo pasaban las sombras de la gente que andaba por la acera. Eso era todo lo que hacía. O destrozar su changuito, un peluche verde que yo había comprado en la Lagunilla y que parece a los monos del Dirty de Sonic Youth. Pero era muy apática. Si le dábamos huesos a todos lod perros, ella se tardaba hasta 10 minutos en acabar con uno, mientras que los demás ya llevaban hasta tres rondas. “parece que no siente alegría por vivir”, nos decía la gente. Pues sí, así parecía. Una vez Fer la tomó de las patas delanteras y descubrió lo que la hacía llorar: que le cantaran esa canción del Sapito. Fer la cantaba y ella lloraba y aullaba.

Pero su vida transcurrió con muchas alegrías. Era muy poco exigente al respecto. Vivía para nosotros. En las mañanas en las que me tocaba lavar el patio, mientras yo lo hacía, ella se iba a asomar por un resquicio de la puerta para ver si pasaba la gente y si así era, le ladraba, como protegiéndome. Yo la premiaba metiéndola a la casa y, sin decirle a Fer, la subía a la cama a que durmiera. Esa, creo yo, era una de sus más grandes alegrías. Los últimos días ya no se la pudimos cumplir porque ya no controlaba sus esfínteres y orinaba y defecaba sin control. Pero lo que la enloquecía de alegría era entrar, mirar a la puerta y acostarse en la cama, y si no podía, en un sillón de la sala (siempre en el mismo lugar, sin falta). La comida no la hacía especialmente feliz y, por lo general, despreciaba las carnazas. Un día dejó a la muchacha sin comer porque se subió a la mesa y le arrebató su pechuga asada. Mi Mumu.

Los Cocker son una raza muy difícil. Tienen problemas de comportamiento y de salud. A la gente le gustan de cachorros pero en la calle es una de las razas más comunes, pues la gente (no olvidemos que hablamos de esa gente estúpida y pendeja) los echa a la calle sin remordimientos. Mi Mumu tenía problemas con sus orejas. Se las mojaba todo el tiempo y le salían infecciones que le quitamos con técnicas medievales (arrancarle las costras con agua y jabón, ni más ni menos). Igual tenía el típico sobrepeso de los de su raza. También le salieron manchitas negras en la panza, por una cuestión hormonal, según nos dijeron. Así se la pasó mi Mumu. La operamos para que no tuviera cachorros y pensamos que sería lo último duro en mucho tiempo. Pero no fue así.

Un día le apareció una bola en una pata. La llevamos con un doctor que nos dijo que no le latía, que podía ser algo malo. Le recetó algunas cosas y la hinchazón bajó. Pero un día antes de irnos de vacaciones Ferucca y yo, nos dimos cuenta de que la bola volvía a salir y además la misma Mumu se la mordía quizá para quitarse la comezón, dejándosela llena de sangre. Y dije yo: “hay que llevárnosla para vigilarla, y si empeora, la llevamos a un veterinario allá”. Así hicimos. Allí dejó de comer. Creímos que era por el calor. Solo nos aceptaba salchichas, pero sus croquetas ni las tocaba. Regresamos a México y fuimos a ver al veterinario que queda cerca de nuestra casa. Es un doctor muy pendejo que nos dijo que seguramente se había enterrado algo y la recetó para ello. La llenó de antibióticos. Pero lo peor aún estaba por venir.
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Mumu dejó de comer ahora sí en serio y en cambio tenía diarrea. El doctor nos dijo que era el agua, que debía beber agua purificada. Pero ni cambiando sus hábitos mejoró, y seguía sin probar alimentos. Por medio de un copro descubrió que tenía bichos. También la recetó al respecto. Pero nada. El muy imbécil se rindió: “no sé qué tiene y como no toma agua está muy deshidratada, van a tener que hospitalizarla”. No nos hicimos a la idea y Fer me propuso que mejor la lleváramos al consultorio de el médico con el que ya la habíamos llevado antes. Le explicamos que aparte de todo, Mumu poco a poco comenzaba a caminar menos y peor. Le costaba mucho subir las escaleras porque le temblaban las piernas. Nosotros sospechábamos que era un problema psicológico, porque la Mumu solía ser manipuladora y depresiva. El doctor creyó lo mismo, pues mucho de lo que veía así indicaba. Le hizo un chequeo general y nos lanzó dos hipótesis: la perra tal vez estaba afectada del sistema nervioso central o bien, debido a lo de la bola en la pata y a que se quejaba cuando le revisaba el vientre, podía ser que tuviera cáncer y que hubiera metástasis que llegó a la cabeza.

Los análisis de sangre que le mandó hacer nos mostraron la verdad: mi perra tenía un problema renal. Los niveles estaban disparados y la urea la tenía envenenada y por eso tenía comportamientos extraños. Si la cosa estaba muy avanzada no había qué hacer. Si no, de todas maneras era algo difícil pues un riñón dañado no se regenera y sí empeora. Además, por habérnosla llevado a Tonatico, cabía la posibilidad de que el origen de todo fuera una bacteria típica del campo, común en las vacas y los ratones. Así que había que descartar, pues si así era, todos estaríamos en riesgo. Como Mumu estaba deshidratada, se quedó un par de días en la veterinaria, con una botella de suero conectada a su pata izquierda. Mientras salían los resultados, fuimos a visitarla por las tardes. Mumu dio un levantón el primer día que nos vio, pero después en realidad solo decayó aún más. Y los resultados eran pésimos. El doctor nos lo dijo: no había mucho por hacer.

Nos llevamos a Mumu a la casa para que pasara sus últimos días en su casa con sus cosas y a nuestro lado. La cita era para el sábado por la mañana. De ahí nos íbamos a ir a Tonatico a enterrarla, pues el doctor nos dijo que en realidad esos servicios funerarios para perros no son individuales y nos íbamos a quedar con cenizas de perros que ni eran nuestros. Y la mañana del sábado en que teníamos que ir, la esperanza llegó: Mumu se levantó a orinar, defecar y tomar agua, todo eso que llevaba días sin hacer. Incluso aceptó que la alimentáramos. Estuvo caminando, se tiró en el suelo para que le llegaran los rayos del sol y le hablamos al doctor para hacerle saber las buenas noticias. Nos dijo que eso era justamente lo que esperaba, que era como avanzar un 50% y nos pidió que la lleváramos para revisarla. No quise pensar en esas historias de gente enferma que se levanta el día antes de su muerte. Mi Mumu tenía que estar bien. Hasta la filmamos.

En el consultorio del doctor se volvió a deprimir, porque ya sabía a qué iba a ese lugar. Ahí había convivido con un cachorro que nadie quería y cuyo destino era terminar sacrificado, una perra anciana a la que le habían quitado un tumor y una perrita operada para no tener cachorros. El doctor le cambió el tratamiento y nos dio una semana para observarla. Regresamos a la casa y decidimos celebrar cenando sushi.

Pero por la noche Mumu nos despertó tres veces: a las 12, a las 4 y a las 6. Todas las veces estaba llena de su propio excremento. Es un decir, en realidad estaba llena de una masa negra y rojiza. Primero pensamos que estaba bien, que seguramente sería normal pues llevaba días sin defecar. Pero hacerlo tres veces ya no es normal. Eso no eran heces, sino su sangre y, no sabemos, igual y hasta partes de su intestino. Mumu llevaba mucho medicada, su estómago ya estaba agotado y Fer y yo simplemente nos volteamos a ver. Ya sabíamos lo que tendríamos qué hacer. Llamamos al doctor y nos dijo que nos esperaba en su consultorio.

Llegando simplemente hicimos lo que podíamos hacer a esas alturas: abrazarla y besarla. El doctor aplicó una sobredosis de anestesia. Mumu, que llevaba días ya casi sin responder a ningún estímulo, sintió un ardor, gimió levemente, frunció el ceño (como hacía cuando un perro se acercaba a su plato de comida) y quiso lanzar una mordida para defenderse , pero lo que lanzó fue su última mordidita sin fuerza. Le agarré el hocico para que no mordiera al doctor y recargué su cabeza en la plancha. Eso fue lo último que hizo mi perra. El doctor nos dejó solos para llorar a nuestra Mumu. Luego la envolvimos en su cobija y la metimos en una bolsa de plástico negro. Eso fue todo. Horas más tardes la incineramos en un refugio confiable en el que sí vimos que fuera solo mi Mumu a la que metían al horno. Ví cómo salía humo por la chimenea y pensé que esa era su alma. Nunca pienso ese tipo de cosas pero esta vez sí. Ahora sus cenizas están en una pequeña urna plateada con su nombre –Dixie.

Escribo esto para que nadie lo lea. Necesitaba escribirlo y ya. Ya es martes, han pasado dos días desde que comencé a hacerlo. Ya ni siquiera puedo llorar. Mumu ya no está en su esquina, en donde dormía acostada en un cojín grande. Cuando llego a la casa ya solo ladran Rocco, Lía y Pius. Mumu ya nunca va a volver a ladrar. No tengo fotos de ella, o por lo menos están sin revelar. Tenemos videos y fotos del celular. Ahora no quiero ver nada de eso. Simplemente, aquí está uno de los dibujos que le hice la noche del viernes, mientras dormía en su esquina. Mumu, donde quiera que estés, Fer y yo te vamos a amar siempre. Fuiste mi primer perra y no hay nada ni nadie que te pueda sustituir. Te amo.

Monday, August 22, 2005

ESTO ES UN COMPLOT!!

Esta es la portada del número 100 de la revista Complot. Mucho ha pasado desde ese primer número, también en portada rosa, de los tiempos de Nacho Peón y la banda que pasó por sus páginas (recuerdo a Bef, Jessica Abel, Roger Villarreal, Mauricio Bares, Pepe Rojo, etc). Bueno, pues en esta edición de aniversario -que ya sé que escaneé de la rechingada- aparece un textículo mío: la historia en breve del skateboarding (Surf sobre olas de concreto, se llama el artículo que viene en un encarte hosrizontal muy chido). Pero el número entero está de pelos: Javo Fakir escribiendo sobre el Urban Vinyl, Luz Sepúlveda sobre Murakami, entrevistas a coleccionistas de juguetes chidos, como Jorge Alderete, Bef, y Cha!, además de más textos de Rubén Bonet y Hugo García Michel.
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Ya saben. No se lo pierdan, que fue una manera chidísima de celebrar 100 números, que no son pocos.
Un aviso: estaré posteando poco. La Asociación Brutal Mexicana está en plena construcción. Ya verán.

Monday, August 15, 2005

EL TONA, AMIGO DE BLUMPI

Ayer mesmo publiqué un textillo en Traspatio, el suplemento de Milenio. Fue un número sui generis pues en el mismo publicamos Rogelio Villarreal (un texto llamado Cultura In... o Incultura, claro) y mientras yo escribí algo sobre Dan Clowes (Eightball, Like a velvet glove cast in iron, Ghostworld), Paul Medrano publicó algo sobre Alan Moore. Es decir, mucho material interesante.


Cada domingo, Rafael Tonatiuh, director de Un mundo raro, autor de El cielo de los gatos (como se puede leer en el scan que adjunto), DJ extraordinaire, gran conversador y místico pop, publica una columna llamada El ambiguo testamento. Este domingo escribió algo sobre Moho, la mítica revista de Guillermo Willy Fadanelli. La nota está aquí abajo.


Como su servilleta fue colaborador de Moho durante un buen tiempo en el que compartí escenario con artistas como Eduardo Salgado, Guadamur, Miguel Calderón, Luis Urrutia, René Velázquez de León, et al; amén de la tropa moho que publica(ba) literatura dura, Tona me nombra junto a Jesús Pacheco como dos de los DJs que amenizábamos las fiestas Moho. Eso es cierto. Mi primer noche como pinchadiscos fue en un antro llamado El Dead Chicken. Así, fui poniendo discos en diferentes fiestas -de Willy pero también de Roger Villarreal-, hasta decantar en el Black Horse, en donde Juan Alberto Vázquez, columnista de Mileño me da chance de vez en vez de poner mi música chistosa. Va un agradecimiento al Tonatiuh por nombrarme, y una disculpa a aquellos a los que les eché a perder la noche con mi selección bastarda.Image hosted by Photobucket.com

¿Ya vieron? Jiji, ya me creo mucho.

Tuesday, August 09, 2005

CRÓNICA TARANTINO

...obviamente, si no he posteado nada es porque tengo demasiado trabajo. Pero en calidad de mientras, y gracias a mi hermanita Lou, pude recuperar mi crónica de un viaje a Tonatiuh. Creo que vale la pena leerla. No les pido que lean algo tan largo, pero si acaso se atreven a hacerlo, les garantizo que está buena. Gracias.
TONATICO BEACH
Antes de que un nervous breakdown me atacara sin piedad y la migraña, el derrame cerebral, la parálisis facial y demás calamidades se cirnieran sobre mí, decidí irme de vacaciones con la Ferucca y dos de nuestros perros -el Piusberto y Mumu-; así que tomamos la carretera (más bien la Fer, pues yo no manejo y no creo aprender a hacerlo en unos cuantos años) con rumbo a Tonatico, el último pueblo del EdoMex antes de Guerrero. Allí está la casa que fuera de sus abuelos y que tuvieron el mal tino de construir en la zona más alejada del pueblo (que por un lado es chido, pues sólo pasan de vez en cuando algunos campesinos vendiendo galletas o duraznos, pero por otro, y si le suma uno que está junto al balneario municipal, nunca llega el agua y las calles son las únicas que faltan por pavimentarse).Hace unos 3 años, en otras vacaciones, llegamos para enterarnos que unos maleantes la habían quemado. En la casa no hay nada robable, y creemos que por ello los susodichos, encabronados, optaron por prenderle fuego. No se logró quemar toda a pesar de que las llamas estaban justo debajo del tanque de gas, y por alguna extraña razón no se quemó toda, sino "solo" un cuarto, aunque sí, el resto del lugar quedó tiznado. Así, llevamos todos estos años reconstruyendo lo que antes era un paraíso. Tras el siniestro, dejamos de ir por un año y todo empeoró: las tuberías, por la falta de uso, se taparon, la maleza creció sin control y el agua de la alberca se volvió verde y la fibra de vidrio se deformó.La labor está casi concluida, y ya hay una lista de amigos que irán a una gran fiesta cuando todo vuelva a la normalidad. Mientras tanto, cada que vamos nos lanzamos al balneario, famoso por su agua termal curativa y las hordas de nezayorquinos que se meten al agua en ropa interior y con calcetas.
El clima no era favorable, pues las tardes eran lluviosas; hasta que el sol se decidió a salir, quemándonos la piel como si fuera la primera vez que nos asoleáramos. Allí vimos a un niño de unos 4 años hiperactivo (o más bien normal, comparándolo con el resto de niños apendejados que necesitan flotis para nadar) lanzarse 15 veces del tobogán); una familia de freaks (y no estoy siendo despectivo, sino descriptivo, pues parecían modelos auténticos de Diane Arbus), gays y lesbianas (que abundan en Tona) y un clon del Buki que sirve cervezas, botanas y fruta con chile en polvo.La vida del pueblo es tediosa, repetitiva y explica en gran parte que la gente procree tanto hijo: si vas de vacaciones, todo parece nuevo, pero la misma escena que ves el sábado se repite el resto de la semana, aunque los pretextos varían: a veces la gente se reúne en las plazas porque es fin de semana, otras porque se festeja al santo patrono del lugar (como nos tocó a nosotros, pues en Tona se celebró a un par de santitos con castillos pirotécnicos y kermesses), pero en realidad, la gente no tiene muchas opciones para pasar el rato. Hay algún bar, pero a las cantinillas no entran las damas y la disco... pues digamos que no me gustan las discos así que jamás he entrado y no sé cómo sea, pero me la puedo imaginar como cualquier otra. Y es que las discos son una muestra de que todos los seres humanos son iguales, estés en Los Cabos o en Tonatico: a la gente le gusta la música naca.
Ixtapan de la Sal es la ciudad y Tona el pueblo. Ixt es como el DF: la gente parece maleante y las calles son sucias y están llenas de basura. Ambos lugares se quedan sin hombres una buena parte del año pues muchos se van a los States a chambear de lo que sea, y las mujeres se quedan a engañarlos. Cuando regresan, los hombres ya no son gente de campo, sino cholillos con pantos caídos, playeras que dicen Shady, Ecko, o cualquier distintivo que sea o por lo menos parezca del varrio, ese. Llegan, agarran las trocas (esos vehículos a los que antes de irse les llamaban camionetas), les ponen bocinotas de las que sale lo que les enseñaron que era Hip Hop y Rock duro (Kumbia Kings, los Cranberries, 50 Cent), y cuelgan DVDs portátiles y el sonido brota a mil, mientras dan vueltas alrededor del jardín central, para apantallar a las chatitas con las que con el tiempo formarán una familia que, again, se llenará de niños sin futuro que buscarán alcanzar el sueño americano aunque con cada vez menos expectativas.Esto último lo pude comprobar una tarde en una marisquería, en donde un par de ixtapenses discutían sobre su incierto futuro y cuya conversación tomó tintes Tarantinianos. La trascribo a continuación:
- ¿Sí te vas a ir conmigo en septiembre?
- Sí, sólo que me den los resultados.
- Pues si ya sabes que estás de la chingada.
- Sí, pero quiero ver mis resultados.
- Vamonos a Idaho o Florida. Mi hermano está en un lugar que se llama Amarillo.
La plática sigue y de pronto comienzan a hablar de la legislatura local. Uno le pregunta al otro si se sabe el artículo equis y cierta fracción. Entonces comienza a recitarla de memoria. De fondo suena Amar y querer, de José José en versión easy listening, y los dos comienzan una disertación sobre la discografía del Príncipe de la canción, con fechas de lanzamiento y todo. Justo como en Reservoir dogs, de Tarantino.
- A ver, ¿en qué año grabó esa canción?
- No sé, a ver, ¿en qué año?
- En _________________
- Mmmhhh...
Entre que yo mismo me estoy despachando un filete atascado de ajo y una cerveza, y que los dos están sentados en una mesa muy lejana, media conversación se me escapa. Cuando puedo volver a escuchar están hablando de la escuela.
- Quiero volver a la escuela...
- Pero, ¿no que ya te habías dedo por vencido?
- Pues sí, pero hay que estudiar algo, ¿no?
- Pues...
Y así siguen. Nosotros salimos para regresar a casa. Es el último día antes de regresar al DF. Nos da tristeza. La casa se quedará nuevamente sola, aunque ahora contamos con el apoyo de un hombre que cuida un terreno que está al lado. En realidad no cuida nada, pero el hecho de que vive al lado y tiene un par de perros (uno de ellos muy grande, posiblemente un mastín), nos da un poco de seguridad, a pesar de que el tipo se la pasa fuera de su casa de lámina casi todo el día y cuando está presente se nota su leve demencia por los años de consumir alcohol y, quizá, solvente. Al otro día limpiamos la casa y esparcimos veneno para ratas y hormigas porque la casa está rodeada de esos insectos. La verdad es que la casa se encuentra rodeada de toda clase de bichos que algún día tendremos que expulsar de ahí: grandes hormigueros con hormigas de todos tipos: grandes, chicas, rojas, negras y que, todas, pican horrible las malditas. Un panal de abejas que se formó dentro de la chimenea de la casa. Hora de llamar a los bomberos. Una colonia de unas moscas extrañas que viven en el subsuelo y que dicen que son curativas –en el campo todo es curativo- y que parecen hormigas con alas. También, una noche tuvimos que ir a dormir a otro cuarto porque en el que pensábamos descansar había unos 4 alacranes que nos tardamos en matar como 2 horas. Y para rematar, encontramos excremento de rata por toda la casa. Debe ser un ratón campirano, pero prefiero que viva afuera que dentro de la casa.
Así que dejaremos a nuestros amigos los bichos mientras que nosotros regresaremos a la “civilización”: las calles llenas de basura, los miles de autos, la gente malhumorada, mi tensión, el cielo que no se puede ver, los edificios horrorosos, los muros grafiteados (ya sé que escribo sobre graffiti y street art, pero es difícil acostumbrarte a ver las paredes repletas de spray cuando vienes de vivir por una semana en el campo, en donde el contaminante visual son las mantas de los priistas que detentan y/o buscan el poder), los perros callejeros, los puestos de tacos de muerte lenta.
En Ixtapan se iba a realizar una expo municipal de graffiti. Me hubiera gustado estar hasta ese día, pero tuvimos que regresar antes. No sé si lo que hubiera visto me habría gustado, pero sí que ya en la carretera fuimos testigos de un fenómeno que solo la naturaleza puede ofrecer y que no solo me gustó, también me asustó: la mitad derecha del cielo (el lado de Tona e Ixtapan) era azul, con nubes blancas que dejaban pasar los intensos rayos del sol. En el lado izquierdo, que correspondía a Toluca, el techo del mundo estaba tapizado con nubarrones oscuros y podías ver cómo llovía en alguna parte de la sierra. Negro absoluto. Así me sentía: de la claridad a la oscuridad; de la tranquilidad a la demencia; de la limpieza a la suciedad. La ciudad no abre los brazos para recibirte; lo que abre son sus fauces de donde te escupe con cierta regularidad para que recuerdes que todo aquello que sale en los documentales sí existe y no pierdas la cordura. Yo estoy recuperando mis taras, mi angustia, mis tics, mi tristeza, mi histeria y mis dolencias. Cuando esté nuevamente al borde, tomaré la carretera con Fer, le pediré que suma el pie en el acelerador y no frene ni volteé para atrás, que el monstruo puede hincarnos el diente y ya no dejarnos ir.

Friday, August 05, 2005

MIENTRAS SE TRATE DE AUTOPROMOCIONARSE, BLUMPI RIFA, MUTHAFUCKAS!!

Este mes en Virus, en su gustada sección Las paredes limpias no dicen nada, aparece un perfil de Barbara Kruger, llamado Amor en venta: las yuxtaposiciones subversivas de Barbara Kruger. Una parte de mi texto dice así:
"Su forma de combinar imagen y texto es altamente reconocible: a imágenes shockeantes en gran formato (las cuales en realidad toma de revistas, así que su naturaleza impresionante viene de fábrica, y que entrecorta para producir muy particulares efectos visuales de desplazamiento, interrupción y rompimiento), les añade subtítulos y captions -unas veces pegados y otras plasmados con esténcil- en la tipografía Futura Bold Italic con sentencias acusatorias, imperativas, condenatorias con las que expresa su opinión sobre la sociedad. La tipografía, la imagen, el lenguaje y la monumentalidad son los elementos que Kruger mezcla entre sí y balancea delicadamente para soltar el madrazo a la cara del espectador, a quien le toca decodificar los duros mensajes que le son lanzados a la cara. De entrada, sus obras remiten a los collages propios de los discos y los fanzines punk, aunque con menos inmediatez pero sí más habilidad técnica y artística. Sus imágenes las integra al texto (o viceversa) predominantemente sobre fondos negros y rojos, colores que añaden un grado más de violencia visual. "



En el mismo número sale ¿A quién le pertenece el graffiti?, una disertación sobre la pertenencia de esta actividad gráfica urbana, todo basado en un agresivo esténcil que de pronto apareció en calles del centro capitalino y que denota una confrontación directa entre dos de los más reconocidos neo-graffiteros mexicanos.
Por otra parte, en Gorila, la Enfermedad social está dedicada al cine de Russ Meyer, mientras que en Zona Oscura, la sección de reseñas, reviso Luz Virtual, de William Gibson; la revista Replicante, donde colaboro bajo el mandato de Roger Villarreal y Roberta Garza; el Beautiful Maladies de Tom Waits y un comic de Johnny Ryan. Además, Sarcomic Strips, mi serie de comics grotescos pero chistosos, y La Jaula, con un par de ilustraciones mías.
Ambas revistuchas las pueden comprar en Sanborns, igual que la Repli. No le saquen, no le aunque que sean magazines para skaters y grafiteros, pues a veces tenemos más rudeza y rigor que otras para públicos "serios".

Thursday, August 04, 2005

BLUMPI LINKS

Para empezar bien lo que terminó mal, ahora van los links a mis otros dos blogs:

Blumpi Graphix Machinery, en donde he subido sólo una parte de mi carpeta como ilustrador/comic maker, y

Blumpee, blog en el que dos veces por semana subiré textos de mi autoría. Estos textos ya han sido publicados, e iré indicando el lugar y la fecha.

Visítenlos y opinen, folks.

Wednesday, August 03, 2005

NOT A LOSER ANYMORE!


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Para que no se les olvide. Este diseño fue el ganador en un concurso de diseño de t-shirts convocado por Karmaloop, una store on line de ropa hip. El link a la página en donde se encuantra mi diseño es éste. Volví a postear esto porque me llena de orgullo y por si les gusta también mi diseño, en cuanto den la noticia en el site, no sean marros y cómprense una playera con mi diseño, que será distribuido allí. Cuando así sea, en Karmaloop venderán mi playera bajo la línea Kreationism, en donde se puede ver a ganadores pasados. En el site dice lo siguiente sobre esa colección:
"Kreationism is more than just a brand, it’s a creative movement fueled by the artistic and twisted minds of the Karmaloop massive. All Kreationism t-shirts are from winning designs chosen by you in one of Karmaloop’s t-shirt contests. Kreationism t-shirts are one-of-a-kind, limited edition originals literally voted on by thousands of Karmaloop visitors."

ERRARE HUMANUM EST

Por un maldito error, ayer borré mi blog anterior entero.
Por suerte pude recuperar algunas cosas de él, las cuales re-postearé para que queden como una memoria de aquel viejo blog.
El contador que tenía el viejo BlumpiBlog se quedó en poco más de 800 visitas. El nuevo counter iniciará en ese número de manera simbólica, aunque tomando en cuenta que la cuenta (valga la rebuznancia) comienza ahí y no en 0.
Chale.

AH, EL PINCHE BLUMPI!


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Well, that´s me. Sorry, I´m such an asshole!